Compras Obligadas
La primera de ellas, es MW, obra que Planeta editará en un macrotomo único y que, a lo largo de sus viñetas, se transforma en una verdadera declaración de principios, cargando contra las armas nucleares con saña en una historia cruda e impactante, la historia de un joven que, por culpa de una intoxicación por gas MW que le dañó el cerebro, se convirtió en un ser sin sentimientos, incapaz de sentir remordimientos. Ese hombre, Yuki Michio, es un joven de clase social alta, con una vida repleta de lujos y facilidades pero, al mismo tiempo, un sádico brutal, un asesino en serie del que sólo su padre conoce su secreto.
La segunda obra es, probablemente, una de las series más respetadas de Osamu Tezuka y eso, de principio, ya es un seguro de vida. Hidamari no Ki, es una historia típicamente Meiji. Para los algo más profanos, decir que la época Meiji fue el momento histórico en el que Japón, en el siglo XIX, se vio forzado a abrir sus fronteras a occidente, prácticamente obligado por los acorazados americanos, una época apasionante en la que arrancó el motor que impulsó a Japón hasta la cabeza del mundo del siglo XX desde el feudalismo en el que estaban inmersos. Así, casi todas las historias de trasfondo Meiji (La Era de Botchan, por no complicarnos demasiado), cuentan con el idealismo de la época pasada y su choque frontal frente a las innovaciones inculcadas por occidente, el rechazo y la veneración, el impacto social en un mundo que fue puesto patas arriba en apenas unos años.
En la obra de Tezuka, esta dicotomía típicamente Meiji, toma forma en dos personajes:Ibuya y Ryosen Tezuka. El primero, Ibuya, es un samurai idealista intenta que en el cambio de la nación a la que ama, se preserven los valores del pasado. Tezuka, un médico experto en medicina occidental que pretende que la vida mejore gracias a las innovaciones llegadas desde occidentes y que, además es un guiño genial pues, más allá de compartir apellido con el autor, además comparte profesión, ya que Osamu Tezuka estudió medicina y no sólo eso, puesto que, en realidad, Ryosen Tezuka existió en realidad... de hecho, era su propio bisabuelo. Con esos dos prismas tan diferentes, un Osamu Tezuka en los últimos pasos de su carrera utiliza la narración de ambos, para retratar una apasionante historia en una de las épocas más apasionantes de la historia del país nipón a lo largo de ocho excelentes tomos.