martes, noviembre 08, 2005

El Estreno de Stand Alone Complex en Cuatro

Lo primero que llama la atención es que al fin una televisión generalista haya vuelto a abordar al tema de la animación japonesa. Pero sin duda, una de los hechos más importantes, es que en Cuatro, la recién estrenada cadena de emisión analógica del grupo Prisa, por primera vez se ha abordado el hecho del anime nipón no como programación infantil de modo automático sino que se ha colocado en un horario en parrilla más o menos acorde tanto como con su temática, juvenil más que adolescente, y con sus audiencias, no muy elevadas.

Por esa causa, aquí estoy a las 3 de la mañana escribiendo la impresión que me ha causado tanto el programa en el que está englobado, Cuatrosfera, como la propia emisión en sí. El programa, se trata de uno de tantos y tantos espacios con supuesto aire joven y renovador, de supuesta estética transgresora con chicos hipervitaminados provenientes de la MTV o de 40tv. Aún así, y aunque los espacios entre los contenidos se hacen algo lamentables con música de DJ y lenguaje pseudomoderno, he de reconocer que hay una propuesta relativamente interesante aunque no del todo innovadora. Se interesa por temas como la animación digital, música supuestamente menos comercial y visita capitales del mundo. Vamos, nada en especial, aunque la promesa de que piensan traer mucha animación nipona y que piensan también hacer reportajes acerca del país del sol naciente ha resultado prometedora gracias a unas cuantas referencias explícitas al tema.

Ahora bien, la emisión en sí del capítulo, tendría como único pero que no se ha incluído el ending o para los puristas el irregular nivel del doblaje, ya que se ha respetado el capítulo, sin censurarlo. Así que, sinceramente, tal y como estamos, en horas bajas en lo que anime en televisión se refiere, la verdad es que he salido satisfecho pese a un comentario tildando a Ghost in the Shell como anime hiperviolento japonés cyberpunk como reclamo para su visionado.

Pero vamos, muy satisfecho, oiga, y con un sueño que no puedo con mi alma. Así que, señores y caballeros, desde el barrio sesamo, se despide su reportero más dicharachero (y cafeneizado, dicho sea de paso).